martes, 6 de octubre de 2009

Not I




Samuel Beckett

La experiencia de la pronunciación






El deseo, deseo de un cuerpo…
Vestido, desnudo, a medio vestir y aunque vestido, demasiado vulnerable.
Cuerpo, cabeza, un órgano tras otro,
cuerpo corazón, inmaterial;
cuerpo espacio, pensamiento espora, piel vibrante.

La garganta apretada. Una aspiración profunda de aire (por la nariz). La boca a punto de estallar, un globo de látex bien templado. Un temblor en el cuerpo y ganas de vaciar todo el contenido a punto de salir.
Cuando se iba abriendo paso  a la vibración de las cuerdas vocales……. En medio del silencio, suspendida y tranquila, una pequeña cosquilla se hizo ruido, abrí la boca y ascendiendo, proferí el sonidooooooooooooooooooooooo. Una gran fuerza de animal salió de mi pecho y se volvió aire, viajó hacia otro lugar, se difuminó… Evaporación del aliento.
Contar regresivamente unos segundos y decidir perder la mirada a un infinito marcado por las paredes de la habitación… Ocurre lo esperado, caen las letras, un vómito de alfabeto inconexo. Tensiona las cuerdas vocales y habla sin relaciones aparentes entre los fonemas. Aparece la voz turbia, onomatopéyica (cuando entiendes mis palabras no reconoces mi voz, el cuerpo de ella, el cuerpo que es la voz) próxima a ti, a los límites que contaminan la quietud de tu estado.
Habitar el vacío hace que se vacíe la nada, que haya un ente, un espacio parcialmente lleno o lleno a cabalidad. Ondas.
Resonancia, viajes transparentes cruzan la habitación. Vibran con fuerza los sonidos y replican en los muros. Voces secas, directas, con presencia. Anunciaciones desde dentro con la fuerza de una máquina productora de timbres y entonaciones.
Una piel permeable, donde se filtran y se asilan algunos elementos. El cauce de un riachuelo, traslada una red invisible y presente. El carraspeo de un ronquido, lo vulnerable del quiebre de una sílaba, desvinculación de la totalidad del concepto, deconstrucción del entero.
Muestreo de la búsqueda. Olfateo y tentativa de encuentros, hallazgos morfológicos adentro y afuera del terreno programado. Renovación y apertura. Indicios…
Encienden y se apagan, parpadeo, parpadeo, inconstante, recursivo, envolvente, el espacio corporal de la boca, pequeño en sí mismo para agrandarse y abrirse al mundo.
¿Hay un qué? Me gustaría decir que no lo hay.

lunes, 5 de octubre de 2009


Domingo en la tarde
No encuentro motivos para redactar... sólo me gustaría hacerle una cita a una amiga, sólo quiero tomar un té amargo.
Quiero decir otra cosa diferente a sólo, y entonces me acuerdo que a cada letra que aparece viene otra y otra. De repente, la cita ya no es necesaria, la cita ya es mía y esta tarde también. Ella me perdonará el abuso, espero. Además, quién puede quitarme los caracteres aquí puestos, de mano a mano, de uno a dos y etc.
Las manos están frías y tengo un ligero mareo. Busco algo y creo que encontré un signo; sueño algo, con los dientes, con mis dientes caídos, como los de una carraca, sangran, auguran algo, un cambio, un alguien que va a tocar la puerta y a decir: Acabo de ir a un concierto homenaje de Janis y no me pones atención...
Vuelvo a mi Domingo con una pequeña pérdida y con el sonido de la puerta que acabó de ser sonido, un suave y hermoso sonido... Espero volverla a abrir y decir: Acá estoy, cuando quieras vení y visitame (con acento caleño) tomemos tinto o ¿preferís beber otra cosa?